Nacido el 2 de marzo de 1984.
15 años.
Daniel Rohrbough disfrutaba de la electrónica, los juegos de ordenador y tenía muchas ganas de poder conseguir su permiso de conducir. Todos los días al acabar el instituto, ayudaba a su padre en su negocio de equipos de audio. Durante el verano trabajaba en la granja de su abuelo cosechando trigo. El dinero que ganaba lo empleaba comprando regalos para su familia en Navidad.
El 20 de abril, Daniel acababa de salir de la cafetería y estaba subiendo por la escaleras que conducían a la entrada oeste del instituto junto con sus amigos Lance Kirklin y Sean Graves cuando los agresores abrieron fuego desde lo alto de las mismas. Antes de que pudiera reaccionar, Daniel recibió disparos en el abdomen, en el pecho y en la pierna izquierda. Lance intentó sujetarlo pero fue disparado también. Murió al pie de las escaleras, donde permaneció durante las 25 horas siguientes antes de que se permitiera a los paramédicos trasladarlo.
Su familia no fue informada por la policía, y descubrieron que su hijo había muerto durante la mañana siguiente a la masacre, cuando se confirmó en todos los medios de comunicación que el cuerpo tendido en el exterior del instituto era Daniel.
Hubo controversia alrededor de su muerte cuando el ayudante del sheriff del condado de Arapahoe, James Taylor, que había sido amigo de los Rohrbough, dijo a la familia que el chico podía haber muerto a causa de los disparos del equipo SWAT de Denver. La investigación que se llevó a cabo reveló que Daniel murió a causa de los disparos de Eric Harris y que ningún agente había llegado aún al lugar cuando estos tuvieron lugar. La familia demandó a Taylor, quien fue suspendido de su cargo.
Su funeral tuvo lugar en Grace Presbyterian Church y fue enterrado en el Littleton Cemetery.
Su inscripción en el Columbine Memorial dice:
¿Qué se perderá el mundo?
Un precioso regalo de Dios con una sonrisa cautivadora y hermosos ojos azules que iluminaban cualquier lugar, sensible y cariñoso, que siempre se apresuraba a darte un abrazo reconfortante. Un chico divertido con una risa contagiosa y de respuesta rápida, lleno de preguntas y que quería saber cómo funcionaban las cosas. La familia era importante para ti y siempre estuvo incluida en tu vida. Sólo estabas comenzando tu viaje y, aunque te quedaba tanto por aprender, nos enseñaste mucho. Te echamos de menos…
“Papá, tengo una pregunta. ¿Por qué?”
Hijo mío, en una nación que legalizó el asesinato de niños inocentes en el vientre; en un país donde las autoridades mienten y encubren lo que sabían y lo que hicieron; en un sistema escolar ateo, te quitaron la vida… Dan, lo siento.
“Te quiero papá, te veré mañana” 19:00, 19 de abril, 1999.
“No hay paz”, dice el Señor, “para los malvados”. Isaías 48:22