Desde que Columbine se convirtió en una de las tragedias más mediáticas que jamás hayan tenido lugar, estaba claro que muchas personas verían claramente en la marca Columbine un filón que aprovechar y del que sacar dinero.
Varias películas han usado la descripción “basada en el tiroteo de Columbine” como gancho publicitario. Como ejemplo, “Bowling for Columbine” se convirtió en uno de los documentales no relacionados con el mundo de la música que más dinero ha recaudado a nivel mundial.
Por otro lado tenemos los libros que se han publicado sobre el tema, todos ellos utilizando la palabra “Columbine” en algún lugar del título. Aunque algunos son realmente interesantes y están escritos por periodistas que informaron del suceso desde el primer minuto ("Columbine: A True Crime Story" de Jeff Kass) o por estudiantes que conocían a Eric y Dylan ("No Easy Answers" de Brooks Brown), muchos otros han demostrado no tener ningún tipo de interés desde que se limitan a no contar nada relevante respecto de la tragedia o tratarse en realidad de propaganda cristiana a pesar de estar escritos por “supervivientes de la tragedia”.
El problema llega cuando estos “supervivientes” no fueron testigos de nada importante ya que se encontraban en el otro extremo del instituto cuando todo comenzó. Estaban en Columbine aquel 20 de abril de 1999, sí, pero fueron evacuados en los primeros minutos y lo único que presenciaron fue cómo se desarrollaba todo desde el exterior, casi del mismo modo que lo pudo ver cualquiera que encendiera la televisión durante ese día. ¿Os imagináis que cada uno de los 1700 estudiantes del instituto hubiera decidido publicar un libro sobre los sucesos? Una locura.
Pero ahora nos vamos a centrar en las familias de dos de las víctimas, los Scott y los Bernall, quienes decidieron sacar dinero dinero de la muerte de sus hijas a partir de una de las mentiras relacionadas con la matanza que más difusión tuvo. Supuestamente a ambas chicas les preguntaron si creían en Dios, al contestar que sí y a causa de ello, fueron disparadas. A pesar de que más tarde quedó demostrado que estos hechos nunca tuvieron lugar, algunos familiares no han tenido ningún problema en seguir propagando la historia.
Cassie (no) dijo sí
La familia Bernall escuchó la historia horas después de que hubiera tenido lugar el tiroteo. Uno de los agresores había preguntado a Cassie si creía en Dios y le habían disparado cuando contestó que sí. Scott Craig (hermano de Rachel Scott) y Joshua Lapp, quienes se encontraban en la biblioteca durante la masacre, confirmaron que habían oído a una chica que creían que era Cassie contestar afirmativamente a la pregunta.
Los Bernall no necesitaron más testimonios y cuatro meses más tarde ya habían publicado un libro narrando la vida de su hija con el título “Ella dijo sí”, en el que también contaban cómo murió defendiendo su fe.
Emily Wyant, la chica que estaba escondida bajo la misma mesa de la biblioteca que Cassie, fue una de las testigos visuales de su muerte. Cuando los rumores de la supuesta conversación entre Cassie y los agresores se comenzaron a hacer más fuertes, Emily declaró a la prensa que tal conversación nunca había tenido lugar. Sin embargo, su historia no fue publicada hasta el 23 de septiembre de 1999, cuando mucha gente ya había asumido que la historia de Cassie era un hecho real.
A pesar de todas las pruebas y testimonios que desmintieron que Cassie dijera una palabra antes de morir, su madre siguió aceptando la historia declarando: “Cassie dijo sí a Dios cada día de su vida.” Aun así, la editorial decidió poner el siguiente aviso en el libro: “La cronología exacta de los sucesos que tuvieron lugar en el instituto Columbine, incluyendo los detalles de la muerte de Cassie nunca se conocerán.”
El (inexistente) desafío de Rachel
Pero si ha habido una familia que no ha tenido reparos a la hora de mediatizar la muerte de su hija, han sido los Scott. La misma historia de Cassie también se acreditó a Rachel Scott durante los primeros informes, aunque también fue desmentida por los testigos. A pesar de ello, su familia decidió tratar de convertirla en una mártir cristiana.
Hicieron del funeral de Rachel todo un espectáculo, no solo acudieron más de 2000 personas, sino que también fue emitido en directo por la CNN en todo el país. Millones de personas pudieron ver cómo sus amigos escribían mensajes sobre su ataúd blanco. Se convirtió en el evento más visto en la TV en ese momento, superando incluso al funeral de Lady Di.
Durante los 3 años siguientes a la masacre, publicaron un total de cuatro libros y varios DVD en los que básicamente cuentan su opinión sobre la religión y Dios (la sociedad es mala por la falta de religión, si la religión estuviera en los colegios públicos el tiroteo habría sido evitado) junto con algunos extractos de los diarios de Rachel y sus ensayos para el instituto. También puedes encontrar todo tipo de merchandising como ropa o accesorios.
Las aventuras y pensamientos de (los padres de) Rachel.
También crearon la organización para la prevención del acoso escolar “Rachel’s Challenge (El desafío de Rachel)”, en referencia al supuesto reto al que se enfrentó cuando le preguntaron si creía en Dios y tuvo que escoger entre seguir viva o defender su fe. En su propia página web podemos leer que se declaran una organización sin ánimo de lucro, no política y no religiosa. Pero, ¿qué hay de cierto en esa afirmación?
Parece que la definición de “no política” sí que podría ser correcta, aunque varios asistentes han dicho que a través de la presentación se da a entender claramente el apoyo de la familia Scott a que se incluye la religión en los colegios públicos.
La afirmación de “no religiosa” se puede dar por falsa desde el momento en que conocemos la total implicación de la familia Scott con la causa cristiana. Durante los primeros años, en las presentaciones se hacía una importante alusión a la fe de Rachel, aunque eso parece haber cambiado según han comentado los asistentes a las últimas sesiones. Actualmente no se hace ningún comentario relacionado con la religión, a menos de forma directa, puesto que una vez terminan las charlas se sugiere a los estudiantes que visiten las diferentes páginas webs asociadas con la causa, en las que se explica detalladamente lo buena cristiana que era Rachel.
Respecto a “organización no lucrativa” entendemos aquellas organizaciones a partir de las cuales no se obtiene beneficio económico. Pero algo no parece encajar aquí, y lo vamos a explicar con unos datos. La web de Rachel’s Challenge no menciona en ningún momento el coste de sus servicios, pero algunos de los colegios a los que han acudido han informado que se ha pagado entre $4,000 y $6,000 dólares por llevar a cabo este taller de dos días de duración.
Ahora hagamos una serie de cálculos rápidos. En su página web dicen que acuden a unos 1000 colegios al año, y que en 2008 llevaron a cabo 1300 eventos. A unos aproximados $5,000 dólares por evento, Rachel’s Challenge consigue al año más de $5 millones de dólares. La web indica que el 85% del dinero se emplea en “el desarrollo del programa y en la entrega del mismo”. Teniendo en cuenta que se trata de un programa ya preparado (un ponente da un discurso acompañado del visionado de varios vídeos) que ha existido desde hace casi una década, suponemos que la mayor parte de los gastos se destinan más a la “entrega del programa” (es decir, al ponente que presenta el programa) que al “desarrollo” del mismo. Los ponentes o conductores del programa figuran en la página web. Si los gastos de “entrega” se dividen de forma equitativa entre los 41 ponentes, siempre y cuando los miembros de la familia Scott no se lleven un porcentaje mayor, tenemos como resultado que cada ponente recibe $100,000 dólares al año. Aunque a esta cantidad le restemos los gastos de desplazamiento a lo largo del país para acudir a los diferentes colegios, sigue siendo un gran beneficio el que se obtiene a partir de esta supuesta organización no lucrativa.
¿Pero es realmente efectivo este programa en lo que respecta a solucionar el problema del acoso escolar? En la web no muestran ninguna prueba de ello, limitándose a decir que aún están trabajando en un estudio que demuestre su eficacia. Los alumnos de las escuelas a las que han acudido dicen que el efecto positivo que tuvo esta presentación no duró más de dos semanas, y que tras eso todo continuó igual, sin ningún cambio.
A esto hay que añadirle el contenido del mismo programa, cuanto menos inquietante en algunas ocasiones. Durante el mismo no solo se narran historias exageradas sobre lo maravillosa que era Rachel, sino que se hace referencia a una serie de “místicas profecías” que supuestamente tuvo. Tales como decir en varias ocasiones que sabía que iba a morir joven, que su historia llegaría al corazón de millones de personas o un dibujo que realizó la mañana del tiroteo prediciendo las 13 muertes (unos ojos de los que brotan 13 lágrimas). ¿Cuál es la relación de todo esto con el acoso escolar? No lo sabemos.
También se llevan a cabo comparaciones entre su vida y la de Ana Frank, incluyendo fragmentos de los diarios de ambas chicas. Porque se ve que para los Scott hay mucha similitud entre la vida y el diario de su hija, una chica que nació y creció en un barrio residencial de clase media-alta en el centro de los Estados Unidos sin tener que hacer frente a ninguna clase de discriminación que fue asesinada de forma inesperada, y la vida y diario de Ana Frank, la niña judía que durante la Segunda Guerra Mundial tuvo que ocultarse de los nazis junto con su familia en una casa-escondite para poder seguir viva, antes de ser descubierta y enviada a morir a un campo de concentración.
Recordando con mentiras
Una de las acepciones de la palabra “mártir” es “persona que padece muerte por amor de Jesucristo y en defensa de la religión cristiana.” Pero desde que se ha comprobado que tanto Cassie como Rachel ni siquiera tuvieron la oportunidad de decir una palabra antes de recibir los disparos que acabaron con su vida, ellas no entran dentro de esta descripción, por muy cristianas que fueran. Tan solo estaban en el lugar incorrecto en el momento equivocado.
No podemos creer una historia si los datos son erróneos, y aunque lo que supuestamente Cassie y Rachel dijeron se convirtió en un símbolo, ese símbolo está basado en una mentira.
Ambas familias han decidido no aceptar la versión oficial y continuar propagando historias inciertas para recordar a sus hijas. Pero, ¿qué opinarían ellas de que el legado que han logrado está basado en una mentira?
Ambas familias han decidido no aceptar la versión oficial y continuar propagando historias inciertas para recordar a sus hijas. Pero, ¿qué opinarían ellas de que el legado que han logrado está basado en una mentira?