Tras la tragedia del Instituto Columbine, los medios de comunicación necesitaban un chivo expiatorio. Debido a las indicaciones de que a los dos perpetradores les gustaba la música industrial, tanto las estrellas de la música alternativa como las letras violentas de algunas canciones y su efecto sobre los jóvenes se convirtieron en un blanco demasiado fácil.
La industria musical trató de distanciarse de las críticas, con Hilary Rosen, presidenta de la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos declarando: “En los próximos días quizá sepamos más sobre las causes de esta tragedia, pero sabemos que la música no lleva a los adolescentes a la desesperación violenta ni pone armas en manos de niños”.
Aun así, la teoría de que la música que escuchaban los inspiró a matar siguió ganando terreno. Una de las informaciones erróneas iniciales decía que ambos asaltantes llevaban camisetas de Marilyn Manson e iban maquillados como él, lo que desencadenó una enorme respuesta negativa contra el cantante y su grupo, quienes por entonces eran una banda tan polémica que algunos grandes almacenes estadounidenses se negaban a vender su discos.
En respuesta a todo ello, Manson canceló un concierto que tenía planeado en Denver para el 30 de abril de 1999 y emitió un breve comunicado evitando participar en todo el circo mediático en el que expresaba: “Es trágico y asqueroso que actos de violencia sin sentido se tomen la vida de tantos jóvenes. Mis condolencias a los estudiantes y sus familias”.
A lo que añadió: “Los medios de comunicación han culpado injustamente a los así llamados chavales góticos y han especulado, sin fundamentos sólidos, que los artistas como yo somos culpables de alguna manera. Esta tragedia ha sido producto de la ignorancia, el odio y el acceso a las armas. Espero que las acusaciones irresponsables de los medios no creen más discriminación contra todos esos chicos que tienen un estilo diferente”.
Esa misma semana, diez senadores estadounidenses escribieron una carta a Seagram, por aquel entonces compañía propietaria de Interscope, discográfica de Manson, para pedir que dejaran de distribuir “música que glorificaba la violencia”. Un mes después el cantante analizó más detenidamente la tragedia escribiendo un artículo titulado “Columbine: ¿De quién es la culpa?” que se publicó en la revista Rolling Stone.
Pero Manson no fue el único artista arrastrado por la vorágine. Dylan Klebold referenciaba varias canciones del grupo Nine Inch Nails en sus escritos mientras que Eric Harris hacia lo propio con las de la banda KMFDM en sus páginas web.
KMFDM, quienes habían publicado su último álbum titulado Adiós el mismo día de la masacre, también emitieron un comunicado expresando su solidaridad con las víctimas e insistiendo en que “KMFDM es una forma de arte. Desde el comienzo nuestra música ha sido una declaración contra la guerra, la opresión, el fascismo y la violencia hacia los demás. Aunque algunos de los antiguos miembros de la banda son alemanes, ninguno de nosotros aprueba las creencias nazis en absoluto”.
Rammstein igualmente emitió un comunicado expresando sus condolencias en el que decían: “Los miembros de Rammstein también tienen hijos y se esfuerzan por inculcarles continuamente valores positivos y no violentos”, añadiendo que su música “no incluía letras o creencia políticas que pudieran haber influido en tal comportamiento”.
La situación no era nueva, ya que no era la primera vez que se había culpado a la música durante las últimas décadas: desde las acusaciones a AC/DC por inspirar al asesino en serie Richard Ramirez hasta Metallica siendo nombrados en 1994 durante los juicios de los los Tres de West Memphis pasando por las acusaciones hacia Judas Priest de incitar a dos adolescentes de Nevada a realizar un pacto suicida en 1985.
Aun así, la teoría de que la música que escuchaban los inspiró a matar siguió ganando terreno. Una de las informaciones erróneas iniciales decía que ambos asaltantes llevaban camisetas de Marilyn Manson e iban maquillados como él, lo que desencadenó una enorme respuesta negativa contra el cantante y su grupo, quienes por entonces eran una banda tan polémica que algunos grandes almacenes estadounidenses se negaban a vender su discos.
En respuesta a todo ello, Manson canceló un concierto que tenía planeado en Denver para el 30 de abril de 1999 y emitió un breve comunicado evitando participar en todo el circo mediático en el que expresaba: “Es trágico y asqueroso que actos de violencia sin sentido se tomen la vida de tantos jóvenes. Mis condolencias a los estudiantes y sus familias”.
A lo que añadió: “Los medios de comunicación han culpado injustamente a los así llamados chavales góticos y han especulado, sin fundamentos sólidos, que los artistas como yo somos culpables de alguna manera. Esta tragedia ha sido producto de la ignorancia, el odio y el acceso a las armas. Espero que las acusaciones irresponsables de los medios no creen más discriminación contra todos esos chicos que tienen un estilo diferente”.
Esa misma semana, diez senadores estadounidenses escribieron una carta a Seagram, por aquel entonces compañía propietaria de Interscope, discográfica de Manson, para pedir que dejaran de distribuir “música que glorificaba la violencia”. Un mes después el cantante analizó más detenidamente la tragedia escribiendo un artículo titulado “Columbine: ¿De quién es la culpa?” que se publicó en la revista Rolling Stone.
Pero Manson no fue el único artista arrastrado por la vorágine. Dylan Klebold referenciaba varias canciones del grupo Nine Inch Nails en sus escritos mientras que Eric Harris hacia lo propio con las de la banda KMFDM en sus páginas web.
KMFDM, quienes habían publicado su último álbum titulado Adiós el mismo día de la masacre, también emitieron un comunicado expresando su solidaridad con las víctimas e insistiendo en que “KMFDM es una forma de arte. Desde el comienzo nuestra música ha sido una declaración contra la guerra, la opresión, el fascismo y la violencia hacia los demás. Aunque algunos de los antiguos miembros de la banda son alemanes, ninguno de nosotros aprueba las creencias nazis en absoluto”.
Rammstein igualmente emitió un comunicado expresando sus condolencias en el que decían: “Los miembros de Rammstein también tienen hijos y se esfuerzan por inculcarles continuamente valores positivos y no violentos”, añadiendo que su música “no incluía letras o creencia políticas que pudieran haber influido en tal comportamiento”.
La situación no era nueva, ya que no era la primera vez que se había culpado a la música durante las últimas décadas: desde las acusaciones a AC/DC por inspirar al asesino en serie Richard Ramirez hasta Metallica siendo nombrados en 1994 durante los juicios de los los Tres de West Memphis pasando por las acusaciones hacia Judas Priest de incitar a dos adolescentes de Nevada a realizar un pacto suicida en 1985.
A continuación se muestran varios enlaces a listas en las que se enumeran las canciones mencionadas por Eric Harris, a las que hizo referencia Dylan Klebold así como aquellas que se realizaron tras el ataque e inspiradas en Columbine.